Los fundamentos centrales de la Pastoral Juvenil son, Jesucristo, la Iglesia y el hombre:

Por:
Lic. Lennys Tejada Betancourt

Jesucristo: Al centro de la Pastoral está la persona de Jesús. La acción de la Pastoral Juvenil debe llevar, como meta fundamental, al seguimiento de Jesús. Debe proyectarse un Jesucristo que sale al encuentro de las personas, que es hombre de liberación, que une las comunidades, que es auténtico, que enfrenta los conflictos, que es hombre de oración y de perdón, que es entusiasta, que da sentido y esperanza a la vida, que es el Señor resucitado que promete y garantiza la Resurrección.

La Iglesia: La Pastoral Juvenil será una acción de la Iglesia, en la Iglesia, con la Iglesia y para la Iglesia. Los jóvenes deben ser con la Iglesia responsables de su misión de evangelizar, de ahí la necesidad de su participación activa en la vida de la Iglesia. Los jóvenes son sujetos activos y protagonistas de la renovación social que promueve la Iglesia.

Ese protagonismo juvenil tiene sus raíces en el Bautismo, ya que, desde ese momento entran a formar parte del Pueblo de Dios. La Iglesia debe ser para los jóvenes signo de esperanza liberadora, debe ser lugar de comunión y participación, signo de vida y de solidaridad.

El hombre: La misión de los adolescentes y jóvenes es prepararse para ser los hombres y mujeres del futuro, para que movidos por el Espíritu de Cristo contribuyan a lograr un desarrollo cada vez más humano y más cristiano.

La visión cristiana da origen a un hombre nuevo y a una sociedad renovada. El hombre nuevo, animado por la fe, es solidario, profético, comunitario, libre, jovial, contemplativo, esperanzado y motivado siempre por el amor. El evangelio sobre el hombre es lo que ha de proclamar la Pastoral Juvenil.

La civilización del amor: Ante el desastre mundial en el cual vivimos, la Pastoral Juvenil se propone construir la Civilización del Amor. La Civilización del Amor es aquel conjunto de condiciones morales, civiles y económicas que permiten vivir una vida digna.

Construir la Civilización del Amor es decir SI, con las palabras y los hechos, a la comunión, a la participación, a la verdad, a la justicia, a la libertad, a la paz, al amor y a todos los valores positivos del ser humano.

Pero también es decir NO al egoísmo, a la explotación del ser humano, a la injusticia social, a la violencia, al desorden moral y a todo lo que se opone al amor.